La madre de un joven confinado en Palma: “Parece que cometió un crimen por seguir las normas del Gobierno»
Uno de los estudiantes retenidos por el Ejecutivo balear en un hotel está confinado en su casa por la negligente gestión del brote de Covid en su viaje de estudios.
El joven estudiante relató a sus padres cómo los turistas ingleses invadieron Magaluf sin que nadie lo impidiera mientras a ellos los encerraron.
“Les comunicaron la denegación del habeas corpus a las 5 de la madrugada, a gritos mientras golpeaban a las puertas de sus habitaciones”.
Luis no va a olvidar en su vida el viaje de estudios que se ganó a pulso cumpliendo la parte del acuerdo familiar al que había llegado con sus padres: si él aprobaba segundo de Bachillerato, la EBAU, ojo, con buena nota, y un curso avanzado de inglés, sus padres le dejarían ir con el resto de sus compañeros a Palma de Mallorca. Ahora Luis está en su casa, confinado y pendiente de una PCR después de haber pasado las que seguramente hayan sido las dos peores semanas de su vida, retenido contra su voluntad, confinado en Palma a cientos de kilómetros de sus padres y discriminado por una decisión política tomada por la presidenta de las Islas Baleares, la socialista Francina Armengol. La madre de Luis ha hablado para OKDIARIO y deja un mensaje para la reflexión: “ahora parece que nuestro hijo y nosotros hemos cometido un crimen por seguir las normas del Gobierno y dejarle viajar”.
La madre de Luis no quiere dar ni un solo dato personal que la identifique a ella o a su familia, y menos a su hijo. “Odio hacerlo así. Yo querría contarlo de otra manera y dar la cara, pero nos han criminalizado tanto y tan injustamente que ahora ya no me atrevo. Pero tengo que contar lo que ha sucedido con mi hijo y sus compañeros”, sentencia la mujer.
Todo arrancó hace meses, con la remisión de la pandemia y el avance de la vacunación el aperturismo dio lugar a la posibilidad de poder hacer planes, y entre ellos, como cualquier año anterior al Covid, estaban los viajes de los estudiantes preuniversitarios nada más acabar las pruebas de acceso de la EBAU. Luis y sus compañeros se lo comunicaron a sus padres. “Al principio no nos hizo mucha gracia. Le dijimos que no era el momento de viajar, pero le prometimos que lo iríamos viendo según evolucionara la pandemia y las normas del Gobierno”.
Los padres de Luis trataron de buscar lo mismo que hemos hechos todos los españoles en los últimos meses: el equilibrio entre la prudencia y el bienestar de su hijo, así que le permitieron unirse a la contratación de un viaje con el resto de sus compañeros contratando un seguro de desistimiento si la pandemia de Covid ponía el viaje en peligro. “Ni siquiera nuestro hijo tenía muy claro si viajaría o no, pero a esa edad ya se sabe, acabó yendo porque todos sus amigos iban a viajar”, explica la madre del chaval.
Baleares autorizó el viaje
La familia apuró hasta el último día marcado para el pago definitivo del viaje y desde la agencia de viajes se nos remitió las normas impuestas por el Gobierno balear para poder viajar va sus islas. Luis se hizo una prueba PCR con resultado negativo y obtuvo un documento que su madre cede a este periódico por su importancia capital: fue el propio Gobierno balear que lo acabó encerrando en un hotel el que invitaba a Luis y a sus compañeros a acudir a Mallorca.
Las primeras horas en la isla para el grupo de chavales de entre 17 y 18 años discurrieron con normalidad: salieron a cenar, vieron juntos el fútbol y tomaron alguna copa. Era 23 de junio y regresaban el 28, así que había que aprovechar. Pero de lo primero que se dieron cuenta estos chicos provenientes de ciudades en las que hace meses que no se ve apenas extranjeros es que, en Mallorca, concretamente en Magaluf, había literalmente una invasión de ingleses borrachos saturando las calles de la localidad. Pero a estos no los confinaron. Confinaron a los chavales del viaje de estudios.
Luis llegó a Mallorca un miércoles y el sábado él y sus amigos estaban ya retenidos en su hotel, y al día siguiente, el domingo, fueron trasladados a otro establecimiento. Eso sí, mientras Armengol esgrimía la protección de la Salud Pública, los huéspedes extranjeros de los hoteles pudieron marcharse sin reparo mientras los ingleses borrachos de Magaluf se recuperaban de sus resacas ganadas a pulso.
A cientos de kilómetros, los padres de Luis y del resto de chicos no podían viajar a Baleares, ellos no viajaban con ningún centro escolar, así que estaban solos e incomunicados. Nadie desde el Gobierno balear habló con los padres de Luis hasta el martes al mediodía. Hacía tres días que su hijo estaba retenido en un hotel sin que sus padres supieran qué iba a suceder a continuación. Y lo que sucedió fue la nefasta gestión de un brote de Covid en Palma que mantiene al chico confinado en su casa.
“Nos llamaron para decirnos que nuestro hijo había dado negativo pero el problema es que el hotel donde los encerraron no se respetó el reparto original de habitaciones con lo que se propició el contagio. El reparto de habitaciones se hizo voluntariamente entre los chicos meses antes de iniciar el viaje. Mi hijo compartía habitación desde que llegó a Mallorca con un amigo. Cuando llegan al hotel Covid no se respeta esto y a mi hijo lo meten en una habitación con otro chico, cuyo compañero habitual de habitación dio positivo” Al final el compañero de Luis tuvo síntomas y dio positivo en Covid. Por eso Luis sigue ahora confinado aunque haya vuelto de Palma.
Pero al menos está en casa, eso sí, mandato judicial mediante. Cuando los padres presentaron su petición de Habeas Corpus para sus hijos y les fue denegado, a nadie se le ocurrió mejor idea que mandar a agentes de Policía o Guardia Civil de Palma, los chicos no lo saben, a aporrear las puertas de sus habitaciones a las 5 de la mañana para comunicárselo al grupo confinado. “Nuestro hijo tuvo que tomarse un par de tilas porque pensaba que venían para llevárselo a otro sitio”.
La madre de Luis quiere dejar algo muy claro: “Por supuesto que yo pude prohibirle el viaje, pero, y hablo por mí, mi hijo es un chico estudioso y responsable y confío en él. El Gobierno balear es el que ha permitido la concentración masiva de personas y deja que campen a sus anchas a miles d extranjeros y nacionales, también, sin control alguno. Que la consejera de Presidencia pida un turismo cívico poniendo en el centro de la diana a estos jóvenes es deleznable”.